Para poder hacerlo debes incluir la educación financiera a través de una paga o una cuenta bancaria para niños. Para ello necesitarás la ayuda de la familia. Si les convences de que mejor que comprar regalos que pueden no necesitan es que les hagan aportaciones dinerarias en su cumpleaños, Navidad o la comunión, tendrás mucho ganado.
Si papá y mamá (los mayores) tienen su dinero guardado en el banco (seguro que te han hecho la pregunta muchas veces) a tus hijos les hará ilusión saber que ellos también pueden tenerlo. Será como la hucha de los mayores. Y si ellos tienen una hucha donde la tienen los mayores, se sentirán más importantes y maduros.
Que tus hijos tengan una cuenta bancaria es importante en la medida en que puedes utilizarla para su formación financiera. Pero esa cuenta bancaria no garantiza que tengas cubierto su futuro. No son el producto financiero adecuado para invertir o hacer crecer los ahorros. Te recordamos que apenas pagan intereses.
Si lo que quieres es ahorrar para el futuro de tus hijos lo que tienes que hacer es dedicar un dinero cada mes o cada año para que tengan cubiertas sus necesidades financieras para cuando alcancen la mayoría de edad. E invertirlo con cabeza.
¿Ahorrar para qué?
¿Cuáles son sus necesidades financieras? Un ejemplo claro puede ser el ahorro para estudios universitarios. Que tus hijos quieran estudiar y valgan para ello y no puedan realizar estudios superiores porque no tienes dinero, es duro. Cierto es que existen las las becas del estado, pero conviene no depender de esas ayudas públicas.
Si tu hijo es muy brillante puede tener acceso a una beca, pero si solo es un buen estudiante, y no puedes financiar sus estudios, no habrá beca, ni dinero para que acuda a la universidad.
Y porque un Master o una academia para preparar oposiciones, mejorar el nivel de idiomas, de informática, sacarse los carnets de conducir coche, motos o camiones, salir de Erasmus, y un largo etcétera, no tienen becas.
Si tus hijos tienen necesidades especiales es probable que seas muy consciente de que pueden precisar un ahorro para su futuro. Sin embargo, ningún padre sabe lo que les deparará el futuro a sus hijos, del mismo modo que desconocen lo que les puede pasar a él o a ella misma.
¿Cómo ahorrar entonces?
El mejor consejo para cualquier tipo de ahorro es empezar lo antes posible. Recuerda que un dinero bien invertido es un dinero que trabaja para ti. Si empezaste pronto con una cuenta infantil puede que tus hijos tengan ya un cierto dinero ahorrado con el que poder invertir. Y cada vez que esa cuenta alcance un nivel, puedes transferir capital a una cuenta de inversión.
Ellos por ser menores de edad no pueden invertir. Lo tendrás que hacer tú en su nombre. Eso es importante por el tema de los impuestos. Desde un punto de vista legal, el inversor serás tú hasta que tengan la mayoría de edad y puedan ser los titulares de sus instrumentos financieros. Eso significa que los beneficios que obtengas para ellos tendrán que pagar impuestos y deberás invertir su dinero sabiendo que serás tú quien pague esos tributos.
Para sacar el máximo partido de ese dinero puedes recurrir a un experto financiero. Pero si prefieres evitarte ese coste o no tienes (tienen tus hijos) una cifra elevada como para precisar ayuda externa, hay un par de ideas que puedes aplicar.
Te proponemos dos opciones:
Un fondo de inversión o una cartera de valores. Descartamos hoy la opción de una cartera de deuda por su escasa rentabilidad.
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¿Qué tal un fondo de inversión?
La ventaja de un fondo de inversión es que puedes realizar aportaciones periódicas y no pagarás impuestos hasta que no lo vendas. Pagarás esos impuestos cuando lo vendas para poner todo a su nombre cuando sea mayor de edad, pero no antes.
Con un fondo de inversión puedes cambiar de estrategia (cambiar el tipo de fondo) sin pagar impuestos y dispones de un abanico de opciones muy amplio.
Dado que se trataría de una inversión a medio o largo plazo y que hay poca rentabilidad en la deuda, no sería conveniente en estos momentos un fondo de inversión de renta fija. Y como se trataría de un dinero no apoyado en ingresos fijos (pagas y regalos) no convendría asumir un riesgo elevado del tipo fondo de inversión de renta variable puro.
Por lo tanto, una opción razonable sería abrir un fondo de inversión mixto con una parte de deuda y otra de bolsa para buscar una cierta revalorización con un riesgo aceptable.
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¿Y unas acciones?
Unas acciones o una pequeña cartera de acciones nacionales (menores costes operativos y de custodia) son otra buena opción. Es muy interesante si ya dispones de una cartera propia porque podrías hacerte cargo de los gastos de toda la cartera y dejar en sus títulos solo la revalorización que obtengas.
Un consejo sería invertir solo en empresas de elevada capitalización y que abonen dividendo. El dividendo te permite ganar dinero suba o baje la acción porque funcionaría como un bono. Y el hecho de que sea un valor Ibex 35 te aportaría la posibilidad de poder comprar o vender las acciones con facilidad.
La rentabilidad por dividendo no es estable, pero hay una serie de empresas que siempre se encuentran entre las que pagan más dividendo cada año. El dividendo paga impuestos (te retienen para Hacienda una parte de lo que te paguen) excepto si inviertes en una empresa que pague ese dividendo en acciones.
La ventaja es que puedes ir comprando acciones gracias al ahorro que consigan tus hijos, por un lado, y a lo que vayan acumulando vía el cobro del dividendo, por otro. El inconveniente es que existen unos gastos mínimos de compra, por lo que no te compensa adquirir acciones en paquetes de menos de 500 euros. Sobre todo, desde la entrada en vigor este 2021 del Impuesto sobre Transacciones Financieras (ITF).
En resumen, es conveniente dar el paso y convertir el ahorro de tus hijos es una inversión a partir de cierto importe. El objetivo es alcanzar el mayor capital posible para que tus hijos dispongan de una hucha cuando les resulte necesario. Un objetivo puede ser la universidad.
Si llegado el momento, ese dinero no es necesario y puedes pagar tu sus estudios, o ellos consiguen una beca, dispondrán de una base para otras necesidades y habrán aprendido lo lejos que se puede llegar con el ahorro.