Pero no es solo el posible ahorro lo que las impulsa a adoptar el e-learning como forma de mejorar la educación de los hijos. Hay muchas ventajas que han quedado al descubierto y que convierten a este tipo de formación en una alternativa para mejorar los idiomas o repasar en vacaciones esas asignaturas que les dieron problemas durante el curso.
No olvidemos que las nuevas generaciones son mucho más nativas tecnológicas y que se han criado entre dispositivos tecnológicos. Ellos no lo pasaron tan mal como nosotros durante el confinamiento y ven en el e-learning una forma sencilla y menos aburrida de repasar o aprender sin moverse de casa o tener que ir a más clases.
Como ejemplo, hay una larga serie de aplicaciones para matemáticas, que es una de las asignaturas que más se nos atraviesan a todos, o para aprender idiomas. Entre las primeras, se encuentran Smartick, Sago Mini Puppy Park Aula itbook, Granja 123, Montessori Numberland o Monster Numbers. Y entre las segundas, Duolingo, Wibbu, Babbel o HiNative.
Diez ventajas del e-learning
En resumidas cuentas, estas son las principales ventajas del e-learning:
- Ahorro de dinero al evitar los desplazamientos de los alumnos al centro educativo.
- Ahorro en el material de estudio, pues está actualizado y no se utilizan materiales impresos sino digitales.
- Flexibilidad a la hora de elegir dónde estudiar, pues basta una conexión a Internet.
- Facilidad de acceso a través de varios dispositivos (ordenador, tableta, móvil).
- Amplio abanico de opciones académicas más allá del inglés o las matemáticas.
- Flexibilidad en los horarios de trabajo o estudio 24/7.
- Entorno de aprendizaje al gusto del alumno (con los límites que quieran poner los padres).
- Innovación tecnológica a través de vídeos, gráficos, audios, etc. que mejoran la experiencia.
- Calidad de enseñanza en las técnicas y en los conceptos, que están siempre actualizados.
- Mejor interacción con el tutor al no estar rodeado por otros alumnos, el ruido o las distracciones de la clase.
E-learning en verano ¿por qué no?
Después de todo un curso escolar a caballo de los ordenadores, móviles y tablets, no sería extraño continuar con el e-learning en verano. Puede ser para repasar las asignaturas que están más débiles o para reforzar las que ha dado problemas, pero también para avanzar con vistas al próximo curso.
El e-learning es una alternativa más cómoda para todas estas ideas que un curso estándar presencial y que puede no tener plazas en el nivel que necesitan tus hijos o estar cerrado en el mes de agosto. Además, no hay desplazamientos, es más divertido que una clase normal y puedes controlar mejor que trabajan.
El verano puede ser muy largo y siempre hay momentos en los que tus hijos se pueden quedar sin ideas de ocio, o momentos en los que te conviene que paren un poco y hagan cosas más reposadas, como después de comer. Tus hijos entenderán una clase presencial como un castigo, pero pueden aceptar una clase online como apoyo o para avanzar.
¿Y tú, por qué no te apuntas también?
Una gran manera de convencer a tus hijos de que acepten esa formación que has elegido es animarte también tu a mejorar tus conocimientos. Ya te hemos dado algunas ideas sobre la oferta que hay para estudiar idiomas. Es verdad que en invierno no tienes tiempo para estudiar y que apuntarte a un curso si no dispones de tiempo para ajustarte a los horarios es perder el dinero, pero ¿y en verano?
Podrás estudiar ese idioma que te dará puntos en el trabajo, o aprender ese programa informático para el que nunca tienes tiempo o hacer ese curso que te apetece como entretenimiento. Recuerda, que el e-learning es más cómodo porque elimina las barreras físicas y temporales y te permite gestionar tu tiempo de forma autónoma.
Las mismas ventajas que apuntamos antes para los posibles cursos de tus hijos se aplican ahora para ti. La diferencia es que, si tú te apuntas, ellos te seguirán.
¿No conoces los MOOC?
En este sentido, existen los cursos MOOC o Curso Online Masivo Abierto (Massive Open Online Course) que son cursos técnicos online según el principio de educación abierta y masiva.
Todos ellos proceden de universidades de prestigio internacional y muchos son gratuitos. Harvard, Yale, MIT… las tienes. O de empresas punteras como Google o IBM. Además, no te exigen cocimientos o titulaciones previas ni matricularte en la universidad que los imparte.
Eso sí, si quieres un certificado que confirme que has hecho un curso determinado tendrás que pagar por él (también para colgarlo en tu perfil de LinkedIn). Algunos cursos MOOC tienen costes por las evaluaciones, las tutorías o el acceso a los recursos bibliográficos. Pero también es verdad que puedes incluso realizar cursos con titulización superior (licenciatura o máster). Por cierto, como muchos de estos cursos proceden de otros países (Estados Unidos) tienen los precios que te puedan cobrar en dólares.
Sin embargo, si no padeces titulitis y solo quieres aprender, estos cursos online son una solución de e-learning magnífica. Puedes echar un vistazo a mooc.es o en coursera.org para ver la oferta disponible por idiomas, universidades o temáticas. Si este verano ni tus hijos ni tu hacéis un curso online será porque no queréis. En septiembre te arrepentirás.