Para sorpresa de nadie, el precio medio anual de la cesta de la compra ha vuelto a subir. Cerramos 2023 superando la barrera de los 1.600 €, lo que representó una subida de más de un 3 % respecto al año anterior… y tiene pinta de que 2024 seguirá la tendencia. Este encarecimiento generalizado -y al que no acompañan subidas de sueldos- obliga a cada vez más españoles a replantearse sus compras. ¡Bienvenidos a la era de las marcas blancas!
Los españoles, cada vez más a favor de las marcas blancas
Los también conocidos como productos propios están cada vez más presentes en nuestras vidas. Estos ya forman el 48 % de la cesta de la compra de un ciudadano medio en 2023, según el informe anual de la prestigiosa consultora NielsenIQ. Aunque hay un dato todavía más demoledor: el 20 % de los españoles llena el carro única y exclusivamente con este tipo de productos. Entre las principales causas de su crecimiento se encuentran la inflación, un fenómeno presente en todos los países en los que las que las marcas blancas crecen, y las subidas de precio generalizadas que hemos vivido en los últimos años.
Sin embargo, los españoles tenemos nuestras preferencias a la hora de elegir entre marcas conocidas y blancas. Si echamos un ojo por categorías, vemos que en droguería es donde más éxito tienen (60 %), seguidas por la alimentación ( 52 %). Esto explica el auge que están viviendo firmas como Mercadona, Aldi o Lidl, en las que gran parte del stock que venden es producto propio.
Este crecimiento está obligando a muchas marcas tradicionales a replantear sus estrategias tanto comerciales como de producción. Lo puedes haber notado porque la menor o nula presencia de estos productos en algunos supermercados. Pero detrás de los lineales la guerra es más dura. Importantes compañías como Bimbo han tenido que cerrar plantas y otras como Danone y Pepsico han visto caer drásticamente sus ventas en los últimos meses debido a la avalancha (de marca) blanca.
Las marcas blancas también arrasan en Europa y medio mundo
Esta tendencia de consumo no es un fenómeno aislado. Según el informe, el 79 % de la población mundial ve el precio como un factor clave a la hora de elegir un producto u otro. De hecho, en países con una economía fuerte como Suiza, Inglaterra o Bélgica el uso de marcas blancas es similar o superior al que hacemos los españoles. Al otro lado del charco el panorama es más o menos igual, aunque destaca la gran penetración que tienen en países como Argentina, Colombia y Perú.
Un poquito de historia: de dónde vienen las marcas blancas
Puede parecer que las marcas blancas son idea de los grandes centros comerciales, pero la realidad es totalmente opuesta. Nacieron en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. En ese duro periodo, muchos alemanes cambiaron sus hábitos de compra, pasando de comprar productos con marca a decantarse por los más baratos que encontraban, muchos de ellos de marcas desconocidas.
Conscientes de esta realidad, los grandes fabricantes tradicionales decidieron crear segundas marcas sin logotipo y un precio mucho más económico con el objetivo de detener las pérdidas. Así nacieron las primeras marcas blancas, una idea que rápidamente se expandió, llegando a países como Estados Unidos o Francia en pocas décadas.
A España llegaron tras la Transición de la mano de los ya extintos almacenes Simago. Estos decidieron elegir el color blanco para crear sus productos propios, diferenciando a cada uno de ellos con una etiqueta que indicaba su contenido. La idea se fue haciendo popular y estos productos blancos fueron calando en el imaginario popular, quien empezó a llamarlos “marcas blancas”.
Qué hay detrás del auge mundial de las marcas blancas
Decir que el creciente éxito que tienen las marcas blancas se debe únicamente a que tienen un precio más asequible es quedarse muy corto. Las cifras indican que los estigmas asociados a este tipo de productos están quedando por fin atrás. De hecho, la cosa ha girado tanto que ya hay quien se cuestiona si no son una opción mucho más lógica y segura.
Las marcas blancas ofrecen más garantías que un producto normal
Sabor a parte, el gran caballo de batalla de las marcas blancas es la calidad. Por un lado, este tipo de productos pasan exactamente los mismos controles que las marcas comerciales, por lo que cumplen con todos los parámetros legales y de calidad exigidos por los entes públicos.
Otro factor muy a tener en cuenta al hablar de las marcas blancas es que estas tienen una doble garantía, por así decirlo. La primera es la que nos ofrece el supermercado o gran superficie que comercializa el producto, pero también disponemos de la garantía del fabricante y que, recordemos, suele ser también una gran empresa.
Por si fuera poco, algunas marcas blancas han logrado obtener cierto reconocimiento por adaptarse mejor a las necesidades de los consumidores. Buen ejemplo de ello son los etiquetados más cuidadosos con los alérgenos que ofrecen algunas de ellas o las líneas de productos de marca blanca orientados a personas con intolerancias como puede ser el gluten.
Su buen hacer en estos aspectos, así como el especial cuidado que muchas marcas blancas ponen en los productos orgánicos, vegetarianos o saludables, ha hecho que a día de hoy el debate sobre su calidad cambie de si es suficiente a si es mejor que la de otros productos más caros.
Los productos de marca blanca: una opción con la que todos salen ganando
Hay quien piensa que las marcas blancas son la elección para derrotar a las grandes marcas, pero lo cierto es que es todo lo contrario.
Los claros beneficios para el consumidor
La principal ventaja que tiene usar productos de marca blanca para el consumidor de a pie es la posibilidad de adquirir productos de buena calidad a un precio más asequible que el que ofrecen las primeras marcas, lo que le permite reducir el precio medio de su compra y fomentar así el ahorro.
Las ventajas para el comercio
A pesar de su bajo precio, vender marca blanca puede resultar de lo más lucrativo. El motivo es que estos productos suelen dejar mayores márgenes de venta. Esto se debe a que estos son más baratos de producir y, además, tampoco cuentan con extras derivados de acciones promocionales o de publicidad.
A ello hay que añadir la exclusividad. Si un comercio logra posicionar bien su marca blanca frente a la masa de consumidores tendrá una ventaja competitiva frente a otros locales, lo que se acabará traduciendo en más ventas. Es el ejemplo del hummus de una famosa cadena de supermercados nacional, que gracias a su precio y elaboración se ha ganado el corazón de muchos consumidores. Y es que, a diferencia de cualquier otra marca famosa, ese producto solo se encuentra en esos supermercados.
Lo que ganan los fabricantes
Para los grandes productores, la existencia de las marcas blancas les permite una mayor flexibilidad de producción. Solo con unos leves cambios y un nuevo etiquetado pueden elaborar mayores cantidades de producto, permitiéndoles maximizar procesos y ajustar costes. Además, si la marca blanca funciona bien siempre puede extender la cadena de producción a otros productos o marcas.
Por otro lado, la producción de marcas blancas es todo un salvavidas para los fabricantes a la hora de reducir riesgos. Y es que contar, de antemano, con una importante parte de la producción ya “vendida” a un cliente da mucha tranquilidad.
Por último, no podemos olvidar que en algunos casos producir la marca blanca es el peaje o seguro para garantizar la presencia de la marca comercial que fabrican en esa cadena de supermercados.
Las marcas blancas premium, un síntoma del crecimiento
Históricamente, las marcas blancas han estado asociadas a productos de primera necesidad. Leche, queso, pasta… aunque sin muchos aspavientos. Si queríamos algo especial, debíamos acudir a las marcas tradicionales. Uno de los factores que indica que la cosa va bien es que muchas superficies han decidido crear una segunda marca blanca de mayor calidad.
Esto, a su vez, ha empujado a muchas marcas a lanzar su propia marca blanca con el fin de dar salida a los sobrantes de stock que se les acumulan.
Quién fabrica la marca blanca de los supermercados
¿Has oído alguna vez eso de que las galletas del supermercado X las fabrica una conocida marca? Pues la leyenda es cierta, detrás de muchos productos de marca blanca se esconde un fabricante famoso. Estos son algunos de los más conocidos:
Cómo conocer el verdadero fabricante de una marca blanca
Existen diversas formas de saber con exactitud quién es el verdadero fabricante de una marca blanca y no todas exigen conexión a Internet.
Pregunta en tu supermercado
Una de las formas más sencillas y rápidas de resolver esta duda es mediante el personal del supermercado. Muchos trabajadores son especialistas en zonas o tipos de productos, por lo que puedes dirigirte a uno de ellos o preguntar directamente en el punto de atención al cliente.
Si te puede la timidez, debes saber que la gran mayoría de supermercados dispone de una sección específica para sus marcas blancas en su web. A veces no suele estar muy a la vista, pero si lo buscas bien podrás encontrar toda la información que buscas.
Investiga el producto
El envase tiene todas las respuestas. El problema es que hay que saber leerlas… y no lo decimos únicamente porque la letra sea minúscula, sino porque no siempre todas cuentan con los mismos datos de los que tirar del hilo. Estas son algunas de las opciones:
· CIF del fabricante: Al final de la letra pequeña puedes encontrar algo así como “Elaborado para [marca blanca] por CIF:…”. Si buscas ese número darás con el productor original.
· Número de registro sanitario: Si se trata de un producto de alimentación aprobado por la UE deberías poder encontrar al productor usando su código en el buscador de Empresas Alimentarias Inscritas (RGSEAA)
Usa el poder de internet
Como no podía ser de otra manera, existen webs especializadas en ofrecernos todo este tipo de información (y mucha más). Es el caso de Open Food Facts, la cual gestiona una ONG que lucha por informar al consumidor sobre lo que come. En su web y App podemos buscar por palabras o código cualquier producto tanto de marca blanca como tradicional para obtener un montón de información sobre él: ingredientes, aditivos, productor, trazabilidad, información nutricional…
Como ves, consumir de una forma más consciente es la mejor manera de hacer compras lógicas que fomenten el ahorro. Sigue descubriendo con ViveMásVidas más información útil, consejos y trucos para mejorar tu planificación financiera.