Tendemos a confundir la garantía con la deuda hipotecaria al decir ‘hipoteca’. Debes tener claro en cada momento si se refieren a la garantía o a la deuda hipotecaria cuando escriben el término “hipoteca”, porque en un caso haría referencia a la garantía, pero en otros, a la obligación garantizada.
Aunque se trata de lenguaje jurídico, lo importante es que entiendas que, igual que resulta posible pedir préstamos que no sean hipotecarios (personales, por ejemplo), también puedes utilizar una vivienda como garantía para comprar algo que no sea otra vivienda. Para que puedas distinguir mejor ambos términos, trataremos de explicártelos un poco más.
¿Qué es una hipoteca?
Así, cuando compras una vivienda (firmas la escritura de compraventa) lo primero que haces es asegurarte de que no tiene cargas (hipoteca) para poder crear tu esa obligación de pago con la vivienda como garantía que afianza la devolución en un préstamo hipotecario. Para hipotecar una casa necesitas que esté libre de cargas o hipotecas previas.
A partir de ahí, como la vivienda ya es tuya, lo que haces es abrir una línea de crédito o un préstamo normal, pero con esa misma vivienda como garantía de la devolución del dinero prestado o, lo que es lo mismo, creas un préstamo hipotecario.
De esta manera, mediante la hipoteca asumes que la vivienda es la garantía del pago de una deuda, por lo que, si no la pagas, el prestamista puede obligarte a la ejecución forzosa del bien inmueble o, lo que es lo mismo, a su venta mediante subasta pública.
¿Qué es un préstamo hipotecario?
Por tanto, estableces con tu banco un préstamo hipotecario (deuda) que garantizas a través de una hipoteca sobre una vivienda que tienes en propiedad. La clave es que del dinero prestado respondes con todo tu patrimonio presente y futuro (y el de los avalistas si los hubiera) no sólo con el inmueble que ofreces como garantía. Del préstamo respondes con todo tu patrimonio, no solo con tu vivienda.
Lógicamente, cuando compras tu primera vivienda creas una hipoteca con la entidad financiera para que ella disponga de tu nueva propiedad como garantía de que vas a devolver todo el dinero en el plazo las condiciones acordadas. Por ello, hay confusión, pues todo se hace a la vez en la notaría.
¿Qué es un préstamo con garantía hipotecaria?
Suelen solicitarlo autónomos o particulares que necesitan un crédito y no tienen suficientes avales como para convencer al banco, personas cuya situación financiera es delicada o que estén incluidos en alguna lista de morosos o Asnef, por lo que tienen que ofrecer algún inmueble como garantía.
Aunque dependerá de quien te ofrezca este préstamo, lo habitual es que el importe prestado sea solo una parte ( cerca de un 40% más o menos ) del precio de tasación del inmueble.
Por lo general, los importes y los plazos de devolución son más cortos, pero los intereses pueden ser mayores que los de un préstamo hipotecario.
En ambos casos pierdes tu vivienda si no pagas a tiempo
Por resumir, existen los préstamos hipotecarios para la compra de una primera vivienda y los préstamos con garantía hipotecaria para la compra de cualquier otra cosa (menos una vivienda). En el primer caso, el préstamo está garantizado por la vivienda que vas a comprar (hipoteca) y, en el segundo, por una vivienda que ya sea de tu propiedad (libre de cargas).
En ambos casos, si impagas, pierdes la vivienda, pero la ventaja del primero es que te facilitan comprar una primera casa con la misma casa como garantía (hipoteca) y la del segundo, que te facilitan acceder a un préstamo con la garantía de una vivienda de tu propiedad (sin hipoteca).
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