El interés -o tasas de interés- es el precio que pagas por disfrutar de un capital durante un periodo de tiempo o lo que cobras por dejar que una entidad financiera disfrute de tu capital durante un tiempo determinado.
Dicho de otro modo: es lo que te cobran por prestarte dinero, por un lado, y lo que te pagan por dejar tu capital en un depósito o cuenta a plazo fijo de un banco, por otro.
El interés o tipo de interés es un porcentaje que depende del tiempo que se va a aplicar y de la cantidad de dinero sobre el que se va a aplicar. Pagarás o cobrarás más si el plazo de tiempo es más amplio o si la cantidad prestada es mayor.
Por lo tanto, si tomas dinero prestado debes buscar que te apliquen el tipo de interés más bajo, procurar pedir lo mínimo y hacer lo posible por devolver el capital cuanto antes.
De la misma manera, si eres tú quien presta dinero al banco (dejándolo en un depósito, en una cuenta corriente remunerada o lo inviertes en deuda) debes buscar el tipo de interés más alto, un plazo de devolución que te compense y que tu dinero corra el menor riesgo posible.
¿Qué influye en los tipos de interés?
Los tipos de interés que se aplican en las operaciones financieras dependen del interés que se cobran los bancos europeos por prestarse el dinero entre ellos en el mercado interbancario.
Este tipo de interés depende en la Unión Europea del precio oficial del dinero o tipo de interés oficial que decide el Banco Central Europeo (BCE).
Por ejemplo, cuando la economía europea va bien, el BCE tiende a subir los tipos de interés oficiales para que los ahorradores tengan un incentivo para buscar inversiones de menor riesgo y la economía no se recaliente o acelere porque se generaría inflación (subirían mucho los precios en general).
Del mismo modo, cuando la economía europea no va tan bien, el BCE tiende a bajar los tipos de interés oficiales para que los ahorradores tengan un incentivo a la hora de buscar rentabilidad por su dinero y ayuden así a la recuperación económica. Es decir, el BCE incentiva que el dinero se mueva.
La principal referencia que recoge la evolución de los tipos de interés oficiales es el índice Euríbor, sobre todo en su indicador a doce meses, pues es el plazo que más se utiliza en los préstamos hipotecarios -o hipotecas- y en los intereses que se pagan por el dinero prestado.
Así, con los tipos de interés bajos, los bancos se prestan dinero entre sí a intereses bajos y ni pueden cobrarnos mucho por el dinero que nos prestan ni pagarnos mucho por el capital que dejamos parado en sus cuentas remuneradas.
Eso sí, como hay poco beneficio con estas operaciones financieras, en épocas de bajos tipos de interés suelen subir las comisiones o los diferenciales que aplican en los préstamos para no perder ingresos.
Tipos de interés nominal o TIN vs tasa anual equivalente o TAE
Cuando solicitas un préstamo debes entender que hay una gran diferencia entre el tipo de interés nominal (TIN) y la tasa anual equivalente (TAE). La que realmente te importa es la segunda.
El TIN es el tipo de interés que la entidad financiera cobra por prestar el dinero, pero no incluye las comisiones y gastos que te aplican por prestarte ese dinero. La TAE sí, pues incluye el TIN y los gastos y comisiones asociados al préstamo.
Cuando busques un préstamo mira y compara siempre la TAE porque a un mismo TIN, dos entidades financieras distintas pueden cobrarte un TAE diferente.
Tipos de interés fijo, variable o mixto
También a la hora de endeudarte debes valorar si te interesa más que te apliquen un tipo de interés fijo o variable. O una combinación de ambos, que sería el tipo de interés mixto.
Vayamos por partes:
Interés fijo
El tipo de interés fijo supone que el interés que te cobran durante toda la vida del préstamo es el mismo. Tiene la ventaja de que no varía, aunque lo hagan los tipos de interés oficiales; ni al alza, ni a la baja.
Por lo general se aplica en préstamos a menos de doce meses, pero cada vez se utiliza más para las hipotecas porque muchos ahorradores prefieren no preocuparse por si los tipos de interés oficiales suben o bajan durante los próximos años (la hipoteca media en España hoy es de 25 años).
Interés variable
Los tipos de interés variables cambian con los tipos oficiales. Se revisan normalmente cada doce meses y se aplica el tipo de interés del mercado en cada revisión. Por lo tanto, un préstamo a tipo variable puede subir o bajar en cada revisión.
En teoría, en préstamos largos como son los hipotecarios, es más justo para las dos partes implicadas porque los tipos de interés se ajustan al mercado cada año. Sin embargo, el ahorrador no cuenta con la misma información que la entidad financiera.
Interés mixto
Por último, los ahorradores cuentan con los tipos de interés mixtos, que son una combinación de los dos anteriores.
Un tipo mixto es un tipo de interés fijo en los primeros meses o años de un préstamo y un tipo de interés variable después.
Elimina la incertidumbre los primeros meses, pero luego se ajusta al mercado a lo largo de su vida.
Tipo de interés simple vs tipo de interés compuesto
Por último, si estás pensando en sacarle partido a tu capital a través de la inversión es importante que conozcas las ventajas del interés compuesto frente al interés simple.
Este último consiste en cobrar sin más los intereses liquidados al final de cada periodo.
Sin embargo, el interés compuesto consiste en añadir los intereses liquidados en cada periodo al capital inicial para generar con ellos nuevos intereses.
Aquí tienes un ejemplo procedente del portal del cliente bancario del Banco de España:
Intereses del primer año: 5% de 1.000 euros = 50 euros
Principal al principio del segundo año: 1.000+50= 1.050 euros
Intereses del segundo año: 5% de 1.050 euros = 52,5 euros
Intereses a pagar al final del segundo año: 50+52,5=102,5 euros
…
Este es un resumen de todo lo que conviene que sepas sobre los tipos o tasas de interés: qué son, qué influye en ellos y qué clases hay principalmente.
¡Esperamos que te haya servido de ayuda a la hora de entender cómo afectan a tus finanzas!
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