A nivel europeo, estos últimos meses han traído un descenso y mayor control de la inflación. Esto ha hecho que los bancos centrales de cada país hayan iniciado el proceso de normalización momentánea, lo que a la práctica supone una bajada de los tipos de interés. Esto son malas noticias para los ahorradores con cuentas remuneradas y otros productos financieros de aire más conservador, pero son excelentes noticias para los inversores, especialmente para los que apuestan por activos de riesgo.
Esta nueva realidad ha hecho que muchas personas empiecen a mirar otras soluciones para hacer que el dinero trabaje por ellos. Si tú estás dentro de ese grupo, pero desconoces cómo funciona el mundo de la inversión, este artículo es para ti. 😉 ¡Vamos allá!
Los seis hábitos para invertir con éxito que debes conocer
Antes de empezar, empecemos por las bases. Invertir no es sinónimo de hacerse rico o jugar en bolsa. En cambio, invertir sí es una parte esencial para tratar de alcanzar el bienestar financiero o, dicho de otra manera, satisfacer tus necesidades y las de aquellas personas que dependan de ti y, a la vez, ser capaz de establecer y alcanzar objetivos financieros de futuro que vayan más allá de pagar facturas y gestionar la deuda de hipotecas, tarjetas de crédito y otros créditos de consumo.
Estos seis hábitos que veremos a continuación, por tanto, no son la fórmula secreta para multiplicar los ceros de tu cuenta. De hecho, y debido a las condiciones cambiantes de los mercados financieros, nadie te asegura que siguiendo estos pasos vayas a tener éxito en tus inversiones. Sin embargo, lo que sí harán estos hábitos es mostrarte el camino y cuáles son los peligros y ventajas que lo rodean y, sobre todo, cómo abordarlos con el fin de que saques el máximo partido al trayecto, incluso cuando la situación viene mal dada.
1. Diseña un plan financiero
Invertir un poco allí y otro poco allá sin ningún orden ni concierto puede dar buenos resultados, pero la mejor forma de sentar las bases del éxito a la hora de invertir es establecer una planificación financiera previa. Mediante este proceso podrás calibrar más a fondo tu situación, definir tus objetivos y ver qué pasos necesitas dar para alcanzarlos, así como encontrar opciones adecuadas al tipo de riesgo que quieres asumir.
Realizar un plan financiero requiere de conocimientos y experiencia, pero no te preocupes, existen formas económicas de hacer uno. Por un lado están los asesores financieros, quienes pueden diseñar una estrategia personalizada en base a los parámetros que les demos. Y es que lo que vale para un amigo podría no valer para ti. La otra opción es recurrir a las muchas herramientas online disponibles. Las hay de pago y gratuitas, por lo que es aconsejable solicitar más de uno para tener una visión más contrastada. Piensa que muchas podrían estar asociadas a entidades financieras y tener, por tanto, un interés manifiesto en venderte algún tipo de producto concreto.
Una de las grandes ventajas de contar con un plan financiero profesional es que estos tienen en cuenta el corto, el medio y el largo plazo, tratando de generar rendimientos en todas estas etapas. Esto debe tenerse en cuenta al compararse con productos de inversión más inmediatos o cortoplacistas, ya que estos pueden ofrecer resultados más espectaculares en un momento dado pero estancarse o perder valor al pasar el tiempo.
2. Sigue el plan tanto en las duras como en las maduras
Como acabamos de comentar, los planes financieros suelen pensar tanto en corto como en largo ya que saben que la economía fluctúa. Sin embargo, cuando el valor de la cartera cae, los mortales tendemos a querer correr para refugiarnos. Los inversores exitosos usan el miedo para combatir la tormenta, manteniendo una asignación a valores con la que pueden vivir tanto en los buenos tiempos como en los malos.
¿Suena demasiado épico? Veámoslo con un ejemplo. En la crisis financiera vivida a finales de 2008 y principios de 2009 muchos acudieron a buscar refugio en el efectivo, ya que les parecía un valor mucho más seguro en comparación de sus acciones, que solo perdían valor. Pues bien, la firma estadounidense Fidelity realizó un estudio sobre 1,5 millones de ahorradores en el que se demostró que aquellos que decidieron permanecer en Bolsa estaban mucho mejor financieramente que los que decidieron buscar una alternativa o directamente no invertir debido a las malas condiciones.
En la siguiente década (2018-2019) estos mismos inversores fieles vieron como sus cuentas, a base de réditos y aportaciones, habían crecido una media de un 147 %. Este dato choca con la rentabilidad obtenida por el resto de inversores que prefirió cambiar su estrategia, quién pasada una década “solo” había obtenido una rentabilidad del 74 %. A este dato lo acompaña otro todavía peor: más del 25 % de los inversores que decidieron desprenderse de sus acciones, no quisieron volver al mercado debido a las ganancias perdidas.
Así que si tienes tu plan de inversión y las cosas se ponen feas en un momento dado, recuerda esta historia. Es normal que los nervios afloren, pero piensa que las caídas o pérdidas son fruto de la volatilidad. La idea aquí es tener una cartera de inversión que te permita alcanzar tus objetivos a largo plazo, no hacerse millonario de la noche a la mañana. Así que si los altibajos en tus activos no te dejan dormir, piensa en combinar inversiones con opciones más estables.
3. Ahorra antes de gastar
Tan importante como tener confianza en el plan es establecer el hábito del ahorro. Hacerlo con frecuencia y desde bien pronto es más eficaz que invertir a la hora de alcanzar nuestros objetivos financieros a largo plazo. Veamos cómo hacerlo.
Como norma general, muchos expertos recomiendan ahorrar un 15 % de nuestros ingresos con vistas a ir preparando la jubilación. Sin importar la edad que tengas. Este ahorro a futuro debería ser independiente a lo que tu empresa (si es que la hay) aporte en tu nombre al Estado. Vamos, que el 15 % debería salir de tu sueldo. Si te parece mucho para empezar, es recomendable no desinflarse y ahorrar lo que se pueda con vistas a ir aumentando la cantidad poco a poco.
“Gasta lo que te sobre después de ahorrar y no ahorres lo que te sobre después de gastar”
Uno de los mejores consejos que puedes usar para ahorrar es convertir o, mejor dicho, camuflar ese ahorro en un gasto fijo. Aquí la idea es invertir una cantidad determinada a primeros de mes. ¿Por qué al inicio? La idea es haber ahorrado antes de que lleguen todas las facturas y cobros, ya que si lo hacemos a posteriori puede ser que no queramos o podamos ahorrar tanto. De esta forma es mucho más sencillo administrarse, ya que cuando pasen los días ya habrás ahorrado sin -casi- darte cuenta.
🤑Tip financiero:
Si nunca te acuerdas de ahorrar puede serte útil automatizar una transferencia periódica a través de la banca online, haciendo que pase el dinero de tu cuenta principal a alguna con algo más de rentabilidad sin que tengas que preocuparte. Si no sabes cómo hacerlo, no dudes en contactar con tu entidad para que lo hagan por ti.
Si hablamos del ahorro para la jubilación tenemos que hablar (un poco) de los planes de pensiones. Recuerda que en el caso de los personales su límite es de 1.500 € al año, lo cual no es mucho si tenemos en cuenta que es una aportación anual. Pues bien, mejor si haces esta aportación a principios de año antes que a finales para así evitar sustos y poder aprovechar los beneficios fiscales que aporta (y la tranquilidad futura).
4. Diversifica para reducir los riesgos y aumentar el crecimiento
En el contexto de las inversiones, entendemos como diversificar el disponer de una variedad de acciones, bonos y activos financieros. Vamos, no tener todos los huevos en la misma cesta. Y cualquier asesor financiero te dirá que es clave a la hora de controlar el riesgo a la hora de invertir.
Para aclararnos: diversificar no garantiza más ganancias ni evita las pérdidas. Su objetivo es ofrecer un equilibrio entre riesgo y beneficio. ¿Cómo se consigue esto? Apostando por diferentes productos de inversión. Así si por un lado pierdes, es menos probable que también pierdas por el otro.
Una buena elección de activos es uno de los mejores puentes para alcanzar los objetivos financieros a largo plazo independientemente de los altibajos que sufra la economía. Aquí la idea es simple: si por un lado invertimos en productos con alta rentabilidad y riesgo, debemos compensar con una cantidad aproximadamente igual en productos con un menor retorno pero con garantía de cobro.
Otro concepto que conviene aclarar es que diversificar no significa que debas tener sí o sí todos los productos de inversión. Por ejemplo, si te gusta invertir en mercados bursátiles y ya cuentas con una cartera de acciones estable puedes probar a invertir en otras categorías, mercados (NASDAQ, TSE, LSE…), estilos de inversión (valor, mixto y crecimiento) y por tamaño de la capitalización. Si prefieres los Bonos por su seguridad considera diversificar entre diferentes cantidades crediticias, vencimientos y emisiones.
Las cantidades mínimas que necesitas para invertir
5. Valora los productos con comisiones bajas que ofrezcan un buen valor
Cualquier inversor experto sabe que es imposible controlar el mercado, pero que sí se pueden controlar los costes. Un estudio realizado por los analistas independientes de Morningstar determinó que, aunque no es algo que se cumple en el 100 % de las veces, históricamente los fondos de inversión con menores ratios de gastos han ganado a otros fondos dentro de su misma categoría en términos de rentabilidad total y relativa, así como de futuros índices de rentabilidad ajustada al riesgo.
Como comprenderás, las comisiones y gastos de negociación y ejecución no solo forman parte de la ecuación, sino que también afectan al rendimiento de la cartera. Para lidiar con ellas debes saber que éstas varían mucho dependiendo de qué intermediario las gestione. Los bancos, por ejemplo, son los más caros, mientras que las gestoras especializadas en inversión son las más asequibles o con costes menores.
6. No te olvides de los impuestos
El último hábito para invertir que debes incorporar es vigilar los impuestos y los tipos de cuenta. No solo se trata de saber con exactitud qué nos va a reclamar el Estado, sino también de conocer y hacer uso de todas las herramientas que están en nuestra mano para reducir estos costes. Aquí, por ejemplo, tenemos la práctica comentada anteriormente de maximizar las desgravaciones fiscales a través de la aportación máxima a los planes de pensiones.
Existen cuentas que ofrecen ventajas fiscales que deberías considerar. Además, por lo general, las rentas vitalicias tienen un enorme potencial de generar mayores rendimientos después de impuestos. Si te preguntas a qué nos referimos con rentas vitalicias es a la forma de recuperar en forma de renta los planes de pensiones y otras inversiones una vez llegada la jubilación. Descubre cuáles son las alternativas que existen a los planes de pensión.
Esto es lo que los inversores denominan localización de cuenta, un concepto que hace referencia al dinero que se invierte en distintos tipos de cuentas o productos financieros debe basarse en el tratamiento fiscal de cada una de ellas. Un concepto parecido es el denominado localización de activos, que significa colocar diferentes tipos de inversiones en varios tipos de cuenta en función de la eficiencia fiscal de la inversión y el tratamiento fiscal del tipo de cuenta, buscando siempre los mayores beneficios. Puede que suene lioso, pero es más sencillo de lo que parece, especialmente si cuentas con un asesor financiero que pueda orientarte y resolver este tipo de dudas.
Sigue aprendiendo más consejos y hábitos de inversión y ahorro
En ViveMásVidas queremos ayudarte a mejorar tus finanzas. Por eso nuestro blog está lleno de información útil y gratuita para gestionar tu dinero de una forma más eficaz: formas y trucos para ahorrar, qué son y cómo funcionan algunos productos de inversión, qué hacer para preparar tu jubilación y mucho más. ¿A qué esperas para seguir descubriendo nuevas maneras de mejorar tu economía?