Antes de saber en qué seguros debes invertir, ¿conoces los tipos que hay?
Primero de todo, vamos a definir qué es un seguro. A lo que nos referimos normalmente por seguro es un contrato a través del cual una empresa te cubre ante posibles riesgos a cambio de una prima económica mensual. Es decir, tú, el asegurado, pagas un dinero al mes a cambio de que la aseguradora se encargue de hacer frente a los daños y perjuicios ocasionados por un riesgo cuando este suceda.
No es posible asegurar cualquier riesgo o daño. Para ello, debe cumplir con una serie de condiciones obligatoriamente. Aunque el riesgo debe ser plausible y posible, no se debe saber con exactitud y certeza si ese riesgo ocurrirá o cuándo ocurrirá, y, ante todo, que no sea resultado de la voluntad de las personas. Vamos, que el propio asegurado no pueda provocarlo y así cobrar la aseguranza. Asimismo, no debe entrañar riesgos a terceros, debe establecerse dentro de la ley, y debe poder describirse con exactitud.
No solo podemos encontrar seguros para nosotros, las personas, sino también para todo lo que nos rodea, como las propiedades, o los seguros para mascotas. Además, dentro de los seguros para personas físicas, existen muchos tipos de seguros, que podemos dividir en tres categorías:
- Seguros personales: Esta clase de seguros comprende todos aquellos riesgos que puedan afectar a una persona física, ya sean de salud, integridad física o de su propia existencia. Dentro de este tipo, podemos encontrar diferentes subtipos:
- Seguros de vida: En este caso, se trata de un colchón económico que te garantiza la compañía aseguradora si uno de los asegurados sufre invalidez total o permanente, o fallece.
- Seguros de accidentes personales: Son servicios o prestaciones asistenciales. Si el asegurado sufre una lesión o incapacidad debido a un accidente, o en caso de fallecimiento, la compañía ofrece una indemnización.
- Seguros de salud o enfermedad: Se trata de una cobertura sanitaria, que cubre la prestación del capital o reembolso económico por los servicios sanitarios que el asegurado requiera, como podría ser una cobertura dental.
- Seguros de dependencia: Este seguro cubre a cualquier persona que tenga una limitación física o psíquica, debidamente diagnosticada y que, por ende, necesitan asistencia regular.
- Seguros de daños, o también conocidos como patrimoniales. También se les conoce como seguros del hogar, de coche, etc. Estos seguros protegen los bienes de personas físicas o empresas ante cualquier vicisitud, como posibles pérdidas, robos, incendios o incluso desastres naturales como terremotos. En este apartado puedes asegurar diversos bienes y patrimonios, como el coche, mobiliario o mercancías. Incluso te cubren a ti si eres responsable civilmente de los daños patrimoniales ocasionados a un tercero, o tus deudores se declaran insolventes y no recibes lo pactado.
- Seguros de prestación de servicios. Esta categoría se ciñe a cubrir ciertas contingencias derivadas de situaciones específicas, como pueden ser los imprevistos en un viaje, la asistencia jurídica durante un juicio, los gastos de un funeral, o de protección de pagos.
Hay algunos seguros imprescindibles que todos deberíamos tener contratados
Existen algunos seguros básicos para cuidar nuestra salud financiera. Elegir cuáles dependerá de cada situación personal concreta y de las necesidades que cada uno tenga.
Ahora bien, para tener una referencia más o menos genérica de los seguros imprescindibles, los expertos recomiendan que tengas aseguradas las coberturas frente a fallecimiento, enfermedad, posibles siniestros en el hogar o el coche.
Si eres autónomo o eres el CEO de una empresa, además, deberías tener unas coberturas adaptadas a tus necesidades. En tu caso particular, deberías tener asegurados los daños en tus oficinas, en las instalaciones, seguros en responsabilidad civil o, un riesgo cada vez más frecuente, seguros frente a los ciberataques.
Los seguros siempre garantizan tranquilidad económica
Un seguro no garantiza que una desgracia o problema suceda, pero sí te proporciona la tranquilidad de saber que, en el caso de que ese evento tenga lugar, contarás con un apoyo económico que te ayudará a hacer frenta a los gastos.
Al fin y al cabo, el tipo de situaciones que cubren los seguros son totalmente accidentales, fortuitas y poco predecibles. Bajo estas circunstancias, los seguros se alzan como una herramienta básica en la vida para tratar de prever lo imprevisible.
¿Qué debes tener en cuenta a la hora de contratar un seguro?
Es una decisión que debe ser tomada con conciencia, y nunca a la ligera. En el siglo que vivimos, normalmente vamos con prisas, y estas nos pueden jugar una mala pasada. No serías el primero que contrata un seguro solo por el bajo coste que supone, o porque gente cercana lo ha recomendado encarecidamente. Tanto el precio como las buenas reseñas se deben tener en cuenta, pero, en realidad, la contratación de un seguro depende de muchos más factores.
Antes de realizar la contratación de un seguro, debes tener claras tus prioridades y las expectativas que tienes. Eso se traduce, básicamente, en cuáles son las coberturas y los servicios quieres que estén incluidos en el seguro. De esta forma, evitarás pagar de más o quedarte corto respecto a tus necesidades reales.
Una vez tengas un plano mental nítido sobre lo que buscas, pasamos al segundo paso: comparar las diferentes ofertas. En este momento debes fijarte, por ejemplo, en el método de pago y en su mensualidad, ya que debes confirmar que el pago no te supondrá un problema para tu economía doméstica.
Tan pronto como te hayas decantado por un seguro, debes tener en cuenta la fecha de inicio y de finalización antes de firmar el contrato. Son dos momentos en el calendario que tienen su importancia para asegurarte de la cobertura que te ofrecen.
Un último -pero importantísimo- apunte: asegúrate de que la compañía te manda toda la documentación referente a la contratación. Tú, como cliente, estás en el derecho de tener todos los papeles, ya que te resultarán muy útiles para todos los trámites y burocracias venideras.
Cuando lo tengas todo pactado, firmado y decidido, es recomendable que avises e informes a todos aquellos que sean beneficiarios del seguro, es decir, a las personas que recibirán la indemnización en caso de siniestro, ya sean amigos, familiares o pareja.
¿Qué información debes aportar a la compañía para contratar el seguro?
Gracias a los avances tecnológicos, las empresas de seguros pueden ofrecer soluciones mucho más adaptadas a las necesidades concretas de cada cliente. Ahora, los asegurados cuentan con una información más fácil de comprender y más accesible.
Toda esta tecnología también facilita el proceso de contratación de un seguro, ya que desde hace años no tienes por qué salir de casa para hacerlo. Hoy en día, puedes contratar un seguro digitalmente. Aún así, si eres de la vieja escuela y prefieres los métodos de toda la vida, también puedes realizar la contratación presencial o telefónica. Elige el método que más te convenga, ya que no hay ninguno mejor que otro, y todos ellos son igual de válidos.
La información que te soliciten para poder llevar a cabo la firma del contrato dependerá, mayoritariamente, del tipo de seguro que selecciones. Por ejemplo, para asegurar un coche, debes proporcionar a la compañía un documento que acredite el buen estado del vehículo, permiso de circulación, la ficha técnica o la factura de compra, entre otros. O, si lo que quieres contratar es un seguro de vida, se te solicitará un documento de evaluación médica, información personal básica, incluyendo la profesión laboral a la que te dediques o una prueba de que tu residencia fiscal está en España. Como ves, los documentos necesarios para la contratación irán relacionados con el tipo de seguro que escojas.
¿Cómo puedes pagar la prima, o la cuota de la cobertura?
Hace tiempo, sólo se te ofrecía una única opción, que era realizar un pago al año, pero actualmente tienes empresas que permiten pagar los seguros mes a mes. Por eso, lo normal es que la compañía te dé la opción de elegir entre distintas formas de pago. Podrás escoger entre un pago anual y los pagos fraccionados, ya sean mensuales, trimestrales, cuatrimestrales o semestrales. Eso sí, debes tener en cuenta que las condiciones económicas suelen variar cuando escoges el pago fraccionado, siendo normalmente algo más caras. Así que ahí va un consejo: compara bien todas tus opciones de seguros y sus precios para intentar ahorrar un poco a la hora de contratarlo.
En Cofidis encontrarás una gran variedad de seguros para que encuentres el que mejor se adapta a ti y a tus necesidades. Esperamos que este artículo haya sido de ayuda y de utilidad, y que te decantes por la contratación de un seguro, que nunca está de más y, sobre todo, nunca está de menos..
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