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Qué tener en cuenta al elegir cuenta corriente

Finanzas
8min.
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A menudo no le damos la más mínima importancia, pero el lugar en el que residen nuestros ahorros puede costarnos más de lo que parece. Elegir cuenta corriente no debe ser un tema arbitrario que hagamos por inercia, sino que debemos analizar todas las ventajas y desventajas que nos ofrecen a la hora de elegir depositar nuestro dinero en un lugar u otro.

A menudo no le damos la más mínima importancia, pero el lugar en el que residen nuestros ahorros puede costarnos más de lo que parece. Elegir cuenta corriente no debe ser un tema arbitrario que hagamos por inercia, sino que debemos analizar todas las ventajas y desventajas que nos ofrecen a la hora de elegir depositar nuestro dinero en un lugar u otro.

Las cuentas corrientes son concebidas en el imaginario popular como hucha abierta, el producto financiero más blanco que existe. Una idea nada desacertada, aunque con importantes matices ya que, por ejemplo, las huchas no se quedan con un pequeño porcentaje del dinero cada cierto tiempo o al querer sacarlo, mientras que las cuentas sí pueden hacerlo. Aunque no todas funcionan igual. Por eso, si estás pensando en cambiar, necesitas abrir una segunda cuenta o si no sabes qué hacer a la hora de elegir cuenta corriente, te explicamos todos los detalles que debes tener en cuenta antes de decantarte por una opción. 

Los costes que puede tener asociados una cuenta corriente

Puede que si llevas toda la vida con el mismo banco (o caja) no los hayas ni visto, pero lo cierto es que muchas cuentas corrientes tienen costes vinculados. Una práctica habitual y totalmente legal, por cierto. Su pago suele ir sujeto al tipo de relación que el cliente de la cuenta tenga con la entidad. A más productos contratados, mayor compromiso y, por tanto, menos posibilidades de ver gastos en la cuenta. En cambio, aquellos clientes que no tienen domiciliada su nómina o pensión, hipotecas o productos de inversión suelen ser víctimas de estos costes. Esto hace que, a la práctica, no todo el mundo pague los mismos costes. Pero ojo, hay algunos que son prácticamente ineludibles. 

Dicho esto, hay diferentes tipos de comisiones con las que las entidades juegan a la hora de configurar sus productos. Esto es importante tenerlo en cuenta a la hora de comparar, ya que puede ser que lo que se ahorre por un lado… Para que eso no te pase, revisemos cuáles son los principales costes a tener en cuenta a la hora de elegir cuenta corriente.

Los costes fijos de una cuenta corriente

Llamamos costes fijos a aquellos que la entidad realiza sí o sí en la cuenta, con independencia de si hay o no operativa en ella. Recordemos que su aplicación no es obligatoria y que dependerá de cada caso incluso dentro de una misma entidad. 

Comisión de mantenimiento

Esta es la comisión más común dentro de las cuentas corrientes. Este cargo sirve para pagar el servicio de custodia de tu dinero, lo que incluye lo que se conoce como el “servicio de caja” y la garantía de hasta los 100.000 € en caso de quiebra, entre otros. También cubre todas las operaciones que realizas desde tu cuenta: ingresos, domiciliaciones de recibos, cheques, gastos… Todos estos movimientos, aunque eres tú quien los realiza, es el banco quien los autoriza por ti, lo que supone un trabajo y, por ende, un coste que pueden llegar a reclamar. 

Comisiones por la emisión o mantenimiento de plástico 

Contar con una tarjeta es muy útil a la hora de afrontar ciertos pagos. Sin embargo, en muchas ocasiones, las entidades también cobran por expedirla. Pasa con las de crédito y especialmente con las de débito si es la única cuenta que tenemos en ese banco y no tenemos domiciliado nada en ella. 

Más común aún es la comisión por mantenimiento, un cobro anual en concepto de uso. En el caso de las tarjetas de débito esta puede ser, como máximo, de unos 30 € al año, mientras que en las de crédito puede alcanzar los 50 €. Esto, evidentemente, hablando de tarjetas normales, ya que hay otras opciones como las American Express, cuyo mantenimiento puede ir desde los 80 € hasta alcanzar algunos miles en función de la tipología de la tarjeta. 

Comisión por administración 

Cerramos el apartado de los costes fijos de una cuenta corriente con un cargo cada vez menos habitual: la comisión por administración. Hace referencia al uso de cuenta y, por lo general, establece un número de movimientos que se pueden realizar de forma gratuita al mes y, a partir de ahí, se genera un pequeño coste por cada pago o ingreso. Eso sí, suele haber movimientos que están exentos siempre de comisión, y aunque estos varían en función de la entidad suelen ser los relacionados con la entrada de dinero en cuenta. 

Banco de España

Si tienes curiosidad sobre qué regulaciones tiene el Banco de España (BdE) sobre este tema, puedes mirar lo que dicen acerca de las comisiones de mantenimiento y administración en cuentas vinculadas a un producto bancario.

Los costes variables que pueden encarecer el uso de tu cuenta 

Además de los gastos fijos, existen una serie de gastos que pueden generarse al hacer uso de diferentes servicios bancarios asociados a tu cuenta. A continuación veremos los principales, pero es importante saber que su aplicación depende de cada banco, al igual que su coste. Esto significa que lo que una entidad te cobra en otra podría no ser así o que el coste por realizarlo sea más económico en un sitio que en otro. 

Eso sí, nunca son una sorpresa. El cliente debe ser informado antes de contratar la cuenta o notificado si el coste se decidiese a posteriori. Se digan a viva voz o no, donde sí están son en los papeles que se firman, por lo que conviene echar un ojo a qué cargos variables podemos encontrarnos y cuál es su coste para ver si nos compensa o no asumirlos. Dicho esto, los principales costes variables de una cuenta corriente, de más a menos comunes, son:

· Transferencias: Suele estar restringido a la realización de transferencias y suelen ser más comunes al hacerse online o al emitirse hacia otra entidad. A parte de común, este gasto es el más fácilmente evitable si ampliamos la relación con la entidad. 

· Usar el cajero de otros bancos: Otro gran clásico, aunque este es casi imposible de eludir. Por suerte, cada vez es menos necesario la retirada de efectivo y las opciones de la banca online limitan mucho su uso, pero conviene tener en cuenta que puede acarrear altas comisiones, las cuales suelen ser una sangría financiera cuando la idea es sacar poco efectivo. 

· Usar la tarjeta en una divisa diferente: Salir al extranjero, especialmente fuera de la zona Euro, exige algo de planificación financiera. Uno de los primeros puntos a estudiar es este, ya que la mayoría de tarjetas comunes tienen unas tasas de cambio nada favorables en comparación con las que se pueden encontrar en casas de cambio. 

· Cheques: La gestión de cobros es algo que también suele cobrarse a parte, ya que en muchos casos requiere pasar por ventanilla. Lo mismo pasa al solicitar cheques bancarios. Estos costes pueden ser gratuitos si disponemos de otros productos financieros contratados con la entidad o nuestro historial es bueno. 

· Certificados y duplicados de extracto: La solicitud de certificados como puede ser el de titularidad de cuenta o la solicitud de un duplicado del extracto son trámites que suelen cobrarse, especialmente si se requieren en formato físico. 

· Duplicados de tarjetas: Ya sea porque compartimos cuenta, porque se la hayamos perdido o porque queremos ser precavidos, tener una segunda tarjeta de crédito o débito asociada a la cuenta puede ser muy útil, aunque por lo general no suele ser gratis, incluso en aquellas cuentas donde la emisión o mantenimiento de la tarjeta principal ha sido gratis. 

Las cuentas remuneradas: todo lo que debes saber

Aunque no son nada nuevo, este tipo de cuentas está ganando cada vez más popularidad. Su funcionamiento es sencillo: actúan como una cuenta corriente, pero ofreciendo cierta rentabilidad sobre el dinero que guarda. Se trata de un producto que combina ahorro e inversión, aunque esta última a un riesgo nulo (y una rentabilidad mucho más baja, claro).

Son muy similares a las cuentas de ahorro, pero con algunas diferencias importantes. La primera es que las cuentas remuneradas suelen ofrecer un mayor retorno que las cuentas ahorro, aunque como siempre, hablamos de modo general y habría que analizar cada caso en concreto. 

La segunda gran ventaja es que al tratarse de una cuenta corriente, podemos domiciliar pagos, retirar efectivo o cualquier otra operación sin problema. En tercer lugar está que no existe ningún límite de importe, mientras que algunas cuentas ahorro solo actúan sobre un porcentaje del dinero ingresado. 

Nuestro consejo es que, si las condiciones te cuadran, deberían ser una opción a tener muy presente si se busca una cuenta corriente nueva, ya que por un lado cumplen con la función básica de una cuenta y, por el otro, fomentan que el trabaje trabaje para nosotros sin tener que hacer nada. En otras palabras, son un instrumento perfecto para pasar de ahorrador a inversor. Pero es cierto que en la actualidad muchas entidades bancarias clásicas reservan este producto para sus mejores clientes o lo utilizan para llenarlo de comisiones. Es por esto que los nuevos bancos online (o neobancos) están ganando terreno entre todo tipo de usuarios a costa de democratizar este y otro tipo de productos de ahorro e inversión a unas muy buenas condiciones. 

Tip financiero 🤑Aunque suelen ser una gran idea, si tienes pensado tener poco dinero en la cuenta o vas a estar sacándolo e ingresando nuevo constantemente puede que no notes su efecto. Si va a ser tu caso, piensa mejor en cuentas corrientes que te supongan menos comisiones y gastos. 

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