Por lo general, una regla no escrita propone invertir un 60% de la cartera en acciones cotizadas en bolsa y un 40% en bonos o deuda pública o privada. En condiciones normales, se trata de una buena manera de dar los primeros pasos como inversor. Tanto es así que a este tipo de carteras 60/40 se las ha denominado siempre como ‘carteras equilibradas’.
Sin embargo, ninguna estrategia de inversión está exenta de riesgos. Un reciente informe del banco estadounidense Goldman Sachs confirma que durante el complicado primer trimestre de 2020 una cartera 60/40 no evitó un castigo histórico, con descensos no vistos desde los años 60. Eso sí, esa cartera se recuperó posteriormente, sobre todo gracias a la parte de bolsa que compensó la escasa rentabilidad de la parte de deuda.
La cartera puede caer, pero se recuperará
Por lo tanto, la des correlación entre la parte de bolsa y la parte de bonos de una cartera equilibrada funcionó muy bien para quienes tuvieron la cabeza fría y no tomaron decisiones precipitadas ante la situación.
Desde un punto de vista macroeconómico, los mismos factores que estuvieron detrás de la deuda también estaban tras la mejora de la rentabilidad de las acciones, lo que compensó las inversiones.
La teoría económica no percibe esta situación de equilibrio entre las clases de activos como una sorpresa. En fases de recuperación económica, lo habitual es que la curva de la rentabilidad se empine y los retornos de las acciones mejoren. Pero en casos puntuales como el vivido en los últimos meses, justo antes de la pandemia, no deben pasarse por alto.
En esos meses previos a la llegada de la Covid-19 tanto los mercados de renta fija (deuda) como los de renta variable (bolsa) estaban caros, por lo que ni unos activos ni otros podían ofrecer rentabilidades elevadas. Además, el riesgo de descensos aumentaba. Por ese motivo, prácticamente todas las carteras, las equilibradas y las no equilibradas, sufrieron el castigo de la pandemia.
¿Cuál es la situación actual?
A grandes rasgos debes pensar que vivimos una situación inusual desde hace unos años en la economía mundial. Recuerda que los tipos de interés (el precio oficial del dinero) se encuentra en niveles mínimos históricos debido a las decisiones de los bancos centrales.
Esto ha dejado la rentabilidad de los activos de deuda, que siempre tienen menos riesgo que los de bolsa, por los suelos. De ahí que muchos ahorradores se hayan tenido que plantear la necesidad de asumir un poco de riesgo en su cartera para poder obtener un mínimo de rentabilidad.
Unos han invertido en bolsa para elevar un poco ese riesgo que les traiga rentabilidad, pero otros se han decantado por otros activos del tipo capital riesgo, activos reales del tipo inmuebles, activos de deuda muy rentables, pero de elevado riesgo como la deuda ‘high yield’ o la deuda de países emergentes (en vías de desarrollo) o las procedentes de la última moda: invertir en criptomonedas.
No siempre compensa aumentar el riesgo en las carteras
Al final, de lo que hablamos hoy es de que las carteras equilibradas deben asumir un riesgo moderado. Si incluyes en la parte más rentable de tus inversiones un exceso de riesgo, es posible que tu cartera esté descompensada. También debes valorar si la parte más defensiva es totalmente de riesgo mínimo para no subir el nivel total de la cartera.
Vamos, que, si la parte defensiva de tu cartera apuesta por bonos, la parte más agresiva puede dedicarse a las acciones. Sin embargo, no debes elevar el riesgo de la parte de deuda o invertir en activos más arriesgados que la bolsa para la parte que busca una mayor rentabilidad porque entonces el reparto 60/40 no será real.
Los expertos concluyen diciendo que una cartera 60/40 funcionó bien incluso en una situación de mercado tan complicada como fue la llegada de la pandemia en un momento en el que casi todas las clases de activos estaban caros.
Entonces, ¿la cartera 60/40 funciona?
Absolutamente. Una cartera con una distribución de activos de un 60% de bolsa y un 40% de deuda sigue siendo la mejor opción para un nuevo inversor. Otra cosa es si el ahorrador se quiere complicar la vida incluyendo activos de mayor riesgo o alternativos en una o en las dos partes de su cartera. De ser así, han de compensar la cartera asumiendo ese desequilibrio.
Si un ahorrador incluye en una cartera equilibrada activos de elevada volatilidad como las divisas o las criptomonedas debe hacerlo fuera de la misma y reducir el peso de la parte agresiva para poder elevarlo en la parte defensiva o de deuda.
El mejor consejo para un nuevo inversor que desee mantener una cartera equilibrada es que se deje llevar por los profesionales. La mejor manera de tener una cartera equilibrada 60/40 es teniendo fondos de inversión de renta variable mixta o renta fija mixta.
Con este producto podrás elegir el equilibrio que deseas porque son los gestores los que se comprometen a mantener esos porcentajes. Si los incumplieran o desearas elevar o reducir el riesgo que asumen con tus ahorros, siempre podrás cambiar de fondo de inversión sin pagar impuestos.
En conclusión, las carteras 60/40 funcionan, pero tu vida será mucho más sencilla si dejas el equilibrio de la cartera en manos de una buena gestora de fondos de inversión. Elige el fondo de inversión que mejor se adapte al nivel de riesgo que consideras adecuado y duerme tranquilo.
Los profesionales harán ese trabajo por ti.
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