¿Qué es el fraude en internet y cómo se puede evitar?
Las operaciones financieras hay que realizarlas desde equipos y conexiones privadas, nunca WiFi públicas (bibliotecas, etc.) y hay que procurar cerrar la sesión antes de abandonar el equipo.
Busca en las páginas certificados de seguridad y los datos de la empresa con la que estás tratando. Una dirección y un teléfono comprobable siempre serán más seguros, y confía en tu antivirus y firewall, que para eso los tienes instalados.
Robo de identidad digital
Tu identidad no se limita sólo a los números de tu cuenta bancaria o de las tarjetas de débito o crédito. De nada sirve proteger la parte financiera de nuestra vida si descuidamos la particular, pues con ciertos datos (DNI o pasaporte, número de la seguridad social, dirección, teléfonos…) los ladrones pueden acceder a nuestros activos financieros. Por ello, es importante seguir las recomendaciones para operar por Internet tranquilo.
Para evitar problemas hay que prevenir, detectar y defender
- Prevenir supone ser cauto con la Red, evitar los passwords más obvios y nunca llevarlos encima, guardar la información personal en lugar seguro, no facilitar datos personales por teléfono o internet, no abrir correos no solicitados y destruir la documentación antigua que tenga datos personales.
- Detectar posibles robos supone vigilar tus cuentas, facturas domiciliadas, pagos y fechas de los mismos, e incluso obtener la confirmación de que sigues fuera de las listas de morosos.
- Defender supone cerrar cuentas bancarias que sospeches que hayan sido ‘tocadas’, activar una alerta de fraude en tu banco o denunciar si crees que han podido robar tu identidad digital.
¿Qué es un activo digital y cómo controlarlo?
Tus activos digitales financieros son las cuentas que tengas abiertas en tiendas online o empresas de pagos como PayPal, tus datos fiscales, las cuentas bancarias, seguros, cuentas en brokers, monedas virtuales, etc.
Para mantener todo esto bajo control, hay que hacer un inventario de qué es lo que tengo y donde lo tengo, junto con la información necesaria para acceder al mismo.
Por ejemplo, si te regalan una tarjeta y no piensas utilizarla, no la firmes; es más, guárdala en lugar seguro o, incluso, destrúyela.
Realiza copias de seguridad de tus operaciones (mejor en papel) y mantén a alguien informado de dónde encontrarlas; actualiza ese inventario de vez en cuando y revisa que se mantenga lejos del alcance de los ladrones. Por último, pon a alguien al corriente de tus activos monetarios y de dónde los tienes para que puedan encontrarlos si fuera necesario.
Si quieres saber más sobre la seguridad en Internet, échale un ojo a nuestro apartado de Innovación Tecnológica.