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¿Qué es el euro digital y cómo funcionará?

¿Qué es el euro digital y cómo funcionará?

Probablemente hayas oído hablar del euro digital. Es importante que sepas que se trata realmente de la divisa digital oficial del Banco Central Europeo (BCE) y no de una nueva criptodivisa. También, que otros bancos centrales del mundo trabajan en la suya. Aún no es una realidad, pero tarde o temprano convivirás con ella. Te ponemos al día.

Probablemente hayas oído hablar del euro digital. Es importante que sepas que se trata realmente de la divisa digital oficial del Banco Central Europeo (BCE) y no de una nueva criptodivisa. También, que otros bancos centrales del mundo trabajan en la suya. Aún no es una realidad, pero tarde o temprano convivirás con ella. Te ponemos al día.

El euro digital es una CBDC (central bank digital currency o divisa digital de un banco central). A grandes rasgos se trata de nuevas formas de efectivo digital creadas para reemplazar el efectivo físico.

Se crean ante la mayor demanda en la digitalización de los medios de pago y para hacer frente a la competencia de las criptodivisas o monedas digitales no respaldadas por un banco central. Eso sí, las divisas digitales también estarán registradas en una contabilidad centralizada como las criptodivisas (puede que mediante la tecnología blockchain, pues no se ha determinado todavía).

Motivos para crear un euro digital:

  • Pérdida de soberanía monetaria

Los pasos que ha dado la economía real hacia la digitalización de los medios de pago del tipo Bizum, Alipay o PayPal están impulsando la utilización de un dinero virtual. Todavía son pagos en euros, renmimbis o dólares, pero hay nuevos proyectos de monedas virtuales como la de Facebook que -si tuvieran éxito- podrían funcionar fuera del sistema monetario que controlan los países.

De ocurrir esto, instituciones como el BCE o la Fed tendrían menos capacidad de aplicar sus políticas monetarias, pues esa capacidad pasaría a manos privadas. Además, los pagos con monedas virtuales escapan al control de las autoridades, porque permiten transacciones anónimas y no rastreables.

  • Pérdida de estabilidad financiera

Si el mundo se queda en manos de monedas digitales alternativas no controladas y alguna de ellas (la plataforma que las soporta) quiebra o sufre algún tipo de descalabro, podría impactar a todo el sistema internacional de pagos y desestabilizar al sistema financiero.

Por este motivo, los bancos centrales estudian la creación de sus propias divisas digitales: para garantizar la seguridad de las transacciones en estos nuevos medios de pago digitales que quieren tener los usuarios.

  • Inclusión financiera

La digitalización financiera dejará fuera a todos esos países o regiones con menor desarrollo tecnológico o bancario. O a las personas mayores para las que este tipo de tecnologías son complicadas. Recordemos por ejemplo que muchas personas mayores no se manejan aun con las tarjetas de crédito o débito, o los cajeros automáticos.

Lógicamente, el aumento de las redes privadas de pagos podría excluir segmentos de la población menos rentables para estas empresas privadas. En cambio, un euro digital podría estar disponible globalmente y facilitar esa inclusión financiera.

¿Qué es el euro digital?

Un euro con soporte digital. Algo así como el DNIe. El euro digital sería una forma electrónica de dinero con el mismo valor que el euro físico. Ayudaría a complementar al dinero en efectivo y permitiría ciertas transacciones de forma más rápida, fácil y segura.

En ese sentido no sería nunca una criptodivisa porque sí estaría centralizada y controlada por un banco central, tendría valor per se y no sería un activo volátil como las monedas alternativas actuales como el bitcoin, el dogecoin, etc.

¿Cómo va a funcionar un euro digital?

¿Cómo va a funcionar un euro digital?

No se sabe todavía. Se cree que el Banco Central de China (PBoC) es el que tiene su divisa digital más avanzada y es conocido que la Fed estadounidense trabaja con algunas universidades para desarrollar la tecnología sobre la que basar su dólar digital, pero poco más.

De hecho, en EE.UU. trabajan al mismo tiempo en un sistema de pagos alternativo (FedNow) que podría arrancar 2023 y solucionar algunos de los problemas actuales. Esto aplazaría en su caso la necesidad de un dólar digital.

Así, no se sabe cómo va a funcionar el euro digital o si se apoyará en la tecnología blockchain de las criptodivisas o no. Es más, se esperan las primeras noticias por parte del BCE antes de que acabe 2021 y, a partir de lo que digan, habrá un desarrollo de unos cuatro o cinco años.

Es posible que el BCE espere a ver las soluciones del PBoC, la Fed y otros bancos centrales para tomar las decisiones.

Los riesgos de un euro digital

La implantación de CBDC o monedas digitales de los bancos centrales afectaría directamente a los bancos comerciales. Por ejemplo, porque podríamos abrir una cuenta en euros digitales directamente en el BCE sin pasar por uno de ellos.

Curiosamente, ya hay decisiones en ese sentido que reducirían el impacto en los bancos comerciales porque el BCE ha dicho que limitaría el importe que podríamos transferir a una cuenta digital desde una cuenta normal para no descapitalizar a los bancos.

Pero aumentaría la presión sobre la banca por parte de nuevas empresas tecnológicas, las llamadas Fintech, que mejoren los medios de pago.

Por último, desde un punto de vista más global, las divisas digitales podrían impactar el sistema de pagos internacional. El país que primero tenga una divisa digital que se pueda utilizar en las transacciones globales disfrutará de ventajas significativas en costes de financiación y en el control sobre las mismas. Vamos, que le podría quitar el estatus al dólar como moneda de referencia en las transacciones internacionales. De ahí que China sea uno de los países que apuestan claramente por las divisas digitales.

En conclusión, el euro digital es un proyecto en estudio dentro de la tendencia global hacia la digitalización de los procesos bancarios y financieros. Más temprano que tarde será una realidad, pero no podemos ponerle fecha.

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