Pero también que hasta 16 millones de personas no entienden lo que firman cuando se trata de los contratos más complicados.
Al parecer, para entender los condicionados (cláusulas) de los seguros de automóvil hay que tener una licenciatura como mínimo, y para las pólizas más complicadas, se precisa la licenciatura concreta de Derecho, Económicas o similar. De hecho, son necesarias hasta cuatro horas para leer estos condicionados.
Esta situación no deja de ser un absurdo porque son las propias compañías las que recomiendan a los usuarios que lean las pólizas de los seguros antes de contratarlos para evitar problemas posteriores.
El estudio lo ha realizado el Consejo General de los Mediadores junto con la Escuela de Negocios del Seguro, CECAS, y pretende conocer el grado de legibilidad de los condicionados de automóviles en España.
¿Qué consecuencias tiene no entender bien la póliza del seguro de automóviles? Te lo contamos.
Un lector medio no puede entender las pólizas
Según el estudio, las pólizas de estos seguros son incomprensibles técnicamente para un lector medio, tanto por el tiempo de lectura que exigen, como por su legibilidad.
Es necesario tener estudios superiores universitarios para entender las pólizas más sencillas, pero han de ser estudios universitarios especializados en Derecho o Económicas para comprender las pólizas más complejas.
…porque leerlas exige mucho tiempo
La velocidad media de lectura de las pólizas de los seguros de automóvil es mucho más lenta de lo que resultaría ideal para un texto académico. Se estima que hacen falta entre 3 y 4 horas de lectura ininterrumpida para leerlas completas si se trata de las más largas y de un mínimo de 36 minutos para las más cortas.
Además, son textos que deben leerse tomando notas para poder mantener el elevado nivel de concentración que exigen. Para hacer esta valoración se ha medido el tiempo de lectura multiplicando al número de palabras por la velocidad media de lectura.
En el estudio se destaca que algunos contratos utilizan el triple de palabras que otros para explicar los mismos conceptos (hasta 40.000 palabras del más extenso por 9.700 del más breve). Y eso que se trata siempre de contratos estandarizados.
Por último, el estudio revisa la legibilidad según la tipografía (tipo de letra, tamaño, negritas, cursivas, mayúsculas, etc.) y la legibilidad lingüística (extensión de las frases y lenguaje utilizado).
Consecuencias de no saber lo que firmas: pagar más o desconocer las coberturas
La primera consecuencia de no entender las pólizas del seguro de automóvil es, no molestarnos en leerlas completas, a pesar de que la propia compañía nos invita a hacerlo. Pero la consecuencia más evidente de no leerlas y entenderlas es desconocer los derechos y obligaciones que tenemos como tomadores de la póliza.
Esto implica pagar más sin saber porqué estamos pagando más (situación personal), tener servicios que desconocemos o no tener algunos que asumimos tener (coberturas) y que luego terminan siendo una fuente de quejas si se produce el evento supuestamente asegurado.
Una alternativa para evitar este problema es contratar la póliza mediante un mediador de seguros que nos la explique bien, pero tiene un coste.
Pagan más los solteros, los deportivos y los jóvenes
Es muy probable que desconozcas que si eres soltero/a vas a pagar más por tu seguro. La soltería es un factor que eleva el riesgo de los conductores y, por lo tanto, del precio del seguro.
Un soltero conduce un tipo de coche distinto y lo hace de forma distinta. Por ejemplo, los solteros conducen coches más antiguos, que suelen ser los vehículos implicados en los accidentes más graves, y los que reciben, por lo tanto, indemnizaciones más elevadas. También conducen con más riesgo y suelen ser más jóvenes, lo que eleva sus primas.
Otro aspecto que afecta al seguro es la potencia del coche. Cuando más alta sea, más elevado será la póliza que lo cubra. Lo mismo que el modelo, pues un deportivo supone más riesgo que un monovolumen familiar.
Consecuencias de no saber lo que firmas: coberturas desconocidas
Otra consecuencia de no entender lo que firmas en tu seguro de automóvil es el suponer que tienes ciertas coberturas que no has contratado. Esto es un problema real porque cuando se produce el accidente es cuando el usuario se entera de que no lo tiene cubierto. Del mismo modo, puede darse el caso de tener coberturas que no se utilizan porque se las desconoce.
Por ejemplo, hay seguros que incluyen servicios de ayuda nocturna, asistencia para embarazadas, limpieza del interior por heridos, envío de medicamentos, atropellos a animales salvajes, ayuda psicológica, robos en semáforos o quedarte sin combustible.
- El servicio da ayuda nocturna consiste en llevarte a ti y a tu coche a casa si has bebido más de la cuenta o, simplemente, por algún motivo no puedes conducir.
- La asistencia para embarazadas consiste en cubrir los desplazamientos a la casa y el hospital cuando la embarazada se encuentre mal.
- La limpieza del interior del coche se produce al transportar a un herido a un hospital que ensucie el coche o provoque algunos desperfectos.
- El envío de medicamentos supone solicitar al seguro que te haga llevar un medicamento que te hayas olvidado y necesitas cuando está de viaje.
- La cobertura por atropello de un animal salvaje es una cobertura específica que puede tener un vehículo en el ámbito rural o en las cercanías de zonas donde abunde la fauna silvestre.
- La ayuda psicológica es un añadido a los conductores o pasajeros que se han visto implicados en un accidente que les ha dejado algún tipo de secuela.
- El robo en semáforos es muy habitual en algunas grandes ciudades y suele ocurrir a quien no lleve las puertas aseguradas y haya dejado algún objeto de valor visible en los asientos de atrás.
- Quedarse sin combustible por apurar es motivo de multa (200 euros por conducción negligente) pero el seguro lo puede solucionar acercando a tu localización el combustible necesario para llegar a la gasolinera antes de que te pillen.
En resumen, la mayoría de nosotros no lee las pólizas del seguro de automóviles porque no las entiende y desiste de ello. Eso supone no conocer bien las coberturas contratadas o los motivos por los que nos puede resultar más caro o barato (no tener argumentos para negociar) así como tener algunas coberturas que desconocemos y no utilizamos.
Lo podemos arreglar dedicando tiempo a su lectura y exigiendo aclaraciones cuando sea necesario o dejando que sea un mediador de seguros quien nos haga de ‘traductor’.
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