Aunque los médicos no se ponen de acuerdo sobre si realmente existe el “síndrome postvacacional”, no hay duda de que cuando terminan las vacaciones, muchos de nosotros sentimos que aún no estamos preparados para volver al día a día.
De hecho, numerosos estudios confirman que, en los primeros días de incorporación al trabajo, muchas personas declaran sentir síntomas como fatiga, somnolencia, mal humor, desanimo, nerviosismo, o tristeza.
El paso de las vacaciones a la normalidad no tiene que suponer un trauma. Existen consejos muy útiles que podemos aplicar para que la transición de las vacaciones al trabajo sea mucho más llevadera, y en este artículo te los contaremos:
1. Planea un periodo de adaptación
Se está tan bien de vacaciones, que a veces queremos estirar nuestro viaje o nuestra estancia en la playa o la montaña hasta el último momento. Todos conocemos a personas que apuran tanto que el primer día de vuelta al trabajo se presentan en la oficina directos del aeropuerto. Pero lo cierto es que eso no es buena idea.
Los especialistas recomiendan tener por lo menos un día o dos de adaptación. Dormir en tu cama y establecer pautas de sueño más adecuadas, tener tiempo para deshacer las maletas, llenar la nevera… Todo esto hará que la adaptación a la normalidad sea mucho más suave y controlada.
Otro consejo que puede ayudarte en tu periodo de adaptación es intentar que la vuelta al trabajo no sea un lunes. Si vuelves el miércoles o el jueves, conseguirás que haya una “progresión”, ya que la cercanía del fin de semana te permitirá volver a desconectar.
2. Haz planes de ocio
Que se hayan terminado las vacaciones, no quiere decir que ya no puedas pasarlo bien. Disfrutar de actividades de ocio es una parte fundamental de una vida sana y equilibrada.
Por eso, en la vuelta a la rutina, es muy buena idea que tu agenda no sólo se llene de reuniones de status o visitas a clientes, sino también de encuentros con tus amistades, cenas, conciertos, y todo aquello que te guste hacer cuando disfrutas de tu ocio.
Y si para ti no hay ocio mejor que tumbarte en el sofá para ver la última temporada de tu serie favorita, ¡perfecto! Lo importante es que cada día incluya momentos de relax y diversión. ¡Tú eliges el cómo, el dónde y el con quién!
3. Afronta la vuelta con ilusión y positivismo
En la vuelta al día a día, como en muchas cosas de la vida, la actitud lo es todo. Si llegas al trabajo el primer día convencido que todo es un desastre, pensando que el día se te hará eterno y de que ojalá pudieras seguir flotando en la piscina… Todo será un desastre y el día se te hará eterno.
Intenta pensar en las cosas positivas de tu trabajo: La vuelta al contacto con los compañeros, la posibilidad de afrontar nuevos retos profesionales… En ese sentido, es interesante combinar los pequeños retos a corto plazo, para “ponerte en marcha”, con los retos mayores a largo plazo, que te ayudarán a encontrar tu propósito y a mantener la motivación.
Y más allá de las metas, necesarias y muy prácticas, el momento de la vuelta, también te ofrece la oportunidad de encontrar nuevas ilusiones. La ilusión es una poderosa herramienta de transformación: Imaginar qué nos gustaría, qué necesitamos para ponerlo en marcha, disfrutar viendo cómo esta ilusión se va convirtiendo en realidad…
4. Haz planes a corto plazo
En una de sus increíbles píldoras de sabiduría, el genial Eduard Punset solía decir que “la felicidad, es la antesala de la felicidad”.
Disfrutar de un viaje con tu pareja o amigos, es genial. Y lo mejor es que las semanas previas de preparación y planificación pueden serlo aún más. Tener planes a corto plazo puede ser el mejor antídoto contra la rutina.
Una escapada de fin de semana a un hotelito en la montaña, una ruta en bicicleta, una cena en ese restaurante en el que costaba tanto reservar… Si tu horizonte está cargado de planes, no habrá rutina que pueda quitarte la ilusión y la energía.
5. Crea nuevas rutinas
¿No te parece que el año empieza realmente en septiembre y no en enero? El final de las vacaciones puede ser el momento perfecto para crear nuevas rutinas que te hagan sentir mejor:
Tener una alimentación más saludable o empezar a cuidar tu cuerpo yendo al gimnasio o con la práctica de algún deporte son dos apuestas seguras, porque te ayudarán a sentirte mejor y reforzarán tu autoestima y tu energía.
Pero, también puedes hacer otras cosas: Estudiar un curso de aquello que te interesaba tanto, ponerse a estudiar un nuevo idioma, apuntarte a clases de baile… Una semana tiene 168 horas. Seguro que puedes dedicar cinco o seis a cuidarte y disfrutar.
Y respecto a la alimentación, todos solemos estar más “relajados” durante las vacaciones, comiendo más y a menudo “peor”. De nuevo, lo mejor es tomarse las cosas con calma y evitar medidas drásticas o demasiado bruscas.
Para volver a comer más sano, lo más sencillo es planificar los menús y la compra en el mercado. Estos sencillos pasos te ayudarán a comer más sano casi sin darte cuenta.
¡Habitualmente solemos decir “felices vacaciones”, pero aplicando estos sencillos consejos, también podremos decir: “feliz final de vacaciones”
Además, puede que las vacaciones hayan terminado, pero lo que nunca termina es la capacidad de disfrutar, de sorprenderse, de sentir curiosidad, y de aprovechar cada día como si fuera único… ¡porque lo es!
Si quieres empezar con la planificación de tu próximo viaje, si has decidido apuntarte a un curso de boxeo, o si simplemente te apetece una escapada de fin de semana con tu pareja, recuerda que con nuestros préstamos personales puedes disfrutar del dinero necesario para que tú sólo tengas que preocuparte de elegir el siguiente destino.