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Comprar una casa en pareja: claves y consejos

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Comprar una casa en pareja: claves y consejos | ViveMásVidas

Comprar una vivienda en pareja tiene más ventajas que inconvenientes. Sin embargo, no todas las alternativas pasan por casarse primero. Hoy resolvemos las dudas sobre la conveniencia del matrimonio, de qué hacer en el caso de que uno aporte más que el otro o en de una separación o divorcio.

Comprar una vivienda en pareja tiene más ventajas que inconvenientes. Sin embargo, no todas las alternativas pasan por casarse primero. Hoy resolvemos las dudas sobre la conveniencia del matrimonio, de qué hacer en el caso de que uno aporte más que el otro o en de una separación o divorcio.

Por empezar por el principio, la principal ventaja de comprar una vivienda en pareja son la de repartir la carga financiera. Esto se traduce en:

  • El importe concedido del préstamo hipotecario es mayor y con mejores condiciones
  • La deuda es más llevadera con dos fuentes de ingresos
  • Hay un mayor margen de maniobra si se produce algún imprevisto financiero

Sin embargo, el amor, como muchas cosas de esta vida, puede terminarse. Y puesto que una hipoteca es una carga a largo plazo, no conviene atarse a una pareja mediante un contrato para abonar una deuda compartida sin tener ciertas garantías.

Si existe el matrimonio previo, el régimen de gananciales establece que la deuda y la propiedad se adjudican al 50% a cada uno de los cónyuges. Si es un matrimonio en separación de bienes, todo queda registrado en el acuerdo prematrimonial.

Pero si no hay matrimonio, ni hay bienes gananciales, ni cláusulas establecidas en un acuerdo previo. Por lo tanto, el peligro de comprar una vivienda en pareja sin casamiento o acuerdo prematrimonial elevado a escritura pública es la falta de amparo legal, así como la dificultad para repartirse los bienes y deudas.

Lo más sencillo para comprar una vivienda en pareja es casarse o crear legalmente una pareja de hecho, según explican los expertos. Pero no es la única. Siempre y cuando se recojan los acuerdos de la pareja en una escritura pública donde se establezcan las condiciones en caso de separación.

Para ser más realistas, los expertos recomiendan comprar una vivienda en pareja cuando la relación esté asentada. Así podréis valorar la consolidación legal del vínculo a través de un acuerdo previo y, posteriormente, de una deuda a largo plazo en común (préstamo hipotecario).

Hay que decir que el matrimonio o la constitución legal como pareja de hecho son prácticamente imprescindibles para conseguir la hipoteca de un banco.

Compra de una vivienda en pareja sin estar casados

Aunque firmar un préstamo hipotecario a largo plazo con tu pareja puede ser una forma de matrimonio, no conviene dejar cabos sueltos. Debemos verlo como un acuerdo financiero por el que dos personas acuerdan la compra de una vivienda en común.

De este modo es más fácil entender que es necesario crear unas reglas que faciliten el buen fin de este proyecto en común de dos socios. Estas reglas deben ser elevada a escritura pública; esto es, firmadas ante notario. Su coste ronda los 100 euros. Deben recoger:

  1. Cuánto ha aportado cada uno al principio y cuánto a lo largo del préstamo
  2. Qué hacer si se produce la separación
  3. Qué hacer si ninguno quiere mantener la vivienda una vez terminada la relación

Comprar una vivienda en pareja de esta manera supone crear un proindiviso o una comunidad de bienes que sí existe en el Derecho Civil. Elevarla a escritura pública supone que el notario compruebe que los acuerdos son válidos y legales, así como la voluntad y capacidad de los dos miembros de la pareja para firmarla.

Compra de una vivienda en pareja casada

La situación de una compra de vivienda en una pareja casada dependerá de si existe régimen de gananciales (todo se reparte al 50%) o de separación de bienes.

  • Si hay gananciales todas las ganancias y deudas que se generan una vez casados son compartidas, tal y como dice la palabra. Quedan fuera los bienes privativos de cada cónyuge previos a la unión o los recibidos por herencia o donación durante el matrimonio.

Dicho de otro modo, se crea una sociedad de gananciales a partir del matrimonio en el que se integran todos los bienes, ingresos y gastos de la pareja. Y en esa sociedad los dos tienen la misma responsabilidad.

La escritura de la vivienda y del préstamo hipotecario estará a nombre de los dos, por lo que vivienda y deuda son de ambos al 50%, sin importar lo que haya aportado cada uno.

Si uno de los dos aporta bienes privativos al matrimonio es conveniente que conste en la escritura de la compra para que tenga una mayor participación en la propiedad de la vivienda. Así, en caso de separación tiene el derecho a que se le reintegre ese importe y no solo el 50% de la vivienda.

Compra de una vivienda en pareja sin estar casados
  • Si hay separación de bienes cada cónyuge mantiene la propiedad de su patrimonio. A la hora de comprar una vivienda, cada uno de ellos será propietario de la parte proporcional que haya pagado.

Sin embargo, para proteger a la vivienda familiar se crean las capitulaciones matrimoniales donde se acuerdan las condiciones financieras del matrimonio ¿Por qué? Porque, aunque haya separación de bienes, los dos tienen derechos de uso sobre la vivienda y los muebles en ella, no importa cuánto haya pagado cada uno o la titularidad de la misma.

Caso de separación o divorcio

A grandes rasgos, un divorcio disuelve la sociedad de gananciales. Se hace un inventario de bienes, derechos y obligaciones, se valoran y reparten entre los dos cónyuges. En el caso de la vivienda común se pueden acordar un precio para que uno de los cónyuges se la quede y abone al otro su parte, venderla a un tercero y repartir el dinero, o extinguir el condominio (ceder la propiedad).

Si es un matrimonio en separación de bienes, todo está recogido en las capitulaciones. Lo mismo en parejas no casadas con acuerdos previos.

No obstante, todo se complica si hay hijos en común porque prima el interés y la protección de los vástagos menores.

Para todo lo demás, lo mejor es recoger los acuerdos en una escritura pública que elimine los posibles problemas que puedan surgir en el caso de que el amor se acabe, mediante unas condiciones concretas previamente pactadas por los dos.