Una casa no es como un coche. Muchas veces es mejor comprar para reformar a cambio de vivir en una zona desarrollada en el centro que comprar obra nueva en la periferia, en un barrio con pocos servicios.
Amueblar tu nueva casa, decorarla, pintarla, controlar los puntos de luz, el almacenaje y un largo etcétera son aspectos que no cuidas en tu primera vivienda y de los que luego te arrepientes.
A veces estos errores son cuestión de falta de presupuesto: nos volcamos tanto en la compra que no tenemos para la reforma o los muebles. Otras, por inexperiencia, porque nos dejamos llevar por las revistas de decoración y llenamos la casa de muebles auxiliares sin sentido, o decoración sin personalidad.
Obra nueva o de segunda mano para reformar
Somos consumistas y nos gusta estrenar. También cuando hablamos de nuestra primera vivienda. Comprar una casa de obra nueva es más caro, te obliga a adaptarte a la tipología de vivienda que haya y a desplazarte por lo general a la periferia. Si eliges vivienda para reformar, tendrás una casa ‘nueva’, pero a tu gusto y en la zona que prefieras.
La diferencia de precio entre segunda mano y obra nueva puedes destinarla a la reforma. No obstante, es posible que entre la compra de la vivienda usada y la reforma no te gastes tanto como en una casa de obra nueva.
Además, una vivienda bien reformada tiene mucho mejor mercado porque es como una vivienda nueva, pero en un barrio céntrico. Cuidado, bien reformada es elegir un buen profesional, no tanto en la ejecución como en el diseño. Un experto interiorista te permitirá sacar el máximo partido de la vivienda, adaptarla a tus necesidades y aportar un valor añadido en el caso de que en algún momento quieras venderla.
Elije bien al profesional
Puede que conozcas un buen equipo de reformas, pero no son aparejadores ni interioristas sino albañiles, fontaneros, pintores, etc. Empieza la reforma por los planos y ponte en manos de un experto. Luego ya se verá si trabajas con su equipo de profesionales manuales o con el tuyo.
Que te muestren primero en plano las reformas propuestas y en simulación por ordenador cómo quedarían para que estés seguro de que van a realizar lo que quieres.
Luego, déjate asesorar en los materiales, las funcionalidades, los acabados y demás. Y finalmente, pide dos o tres presupuestos que incluyan precios finales y plazos de inicio y finalización de las obras.
Cuidado con el aislamiento
Antes de comprar una vivienda exige el certificado energético para saber cómo de bien o mal aislada está. El aislamiento es una obra muy engorrosa y hay que hacerla antes de nada, si es necesaria. Si vas de la mano de un buen profesional te explicará el tipo de aislamiento con el que cuenta la casa en paredes, suelos, puertas y ventanas y si es lo bastante bueno o no.
Habla con el profesional para que conozca tus necesidades y te ayude a maximizar la luz natural y las necesidades de climatización, además de las opciones para ello. Recuerda que en algunas comunidades autónomas hay subvenciones para gastos de este tipo. Y un profesional las conoce y te ayudará a conseguirlas.
Prepara tu casa antes de comprar
Lo ideal es valorar la casa con un profesional antes de comprarla para evitar que luego no puedas hacer las reformas que creías. Además, con su ayuda podrás entender los tonos más adecuados para las paredes, puertas, suelos o ventanas y calcular los costes aproximados de poner esa vivienda a tu gusto (reformarla).
No compres nada para tu nueva vivienda hasta que no llegue su momento. Tirarás el dinero. Espera a tener las cosas acabadas y vete instalando los muebles más grandes primero. Luego ya tendrás tiempo de ir decorando o rellenando huecos con objetos que te gusten y queden bien.
En este sentido, valora la posibilidad de encargar muebles a medida.
Con ellos puedes sacarle todo el partido a tu vivienda, tanto si se trata de una estantería para libros como si se trata de un vestidor, un armario empotrado para ropa, para las cosas de la limpieza o para despensa. Porque con ellos aprovecharás el espacio.
Invierte en lo que de verdad importa
Como es muy probable que tu presupuesto esté ajustado, debes elegir bien en qué inviertes. Resulta mejor esperar y ahorrar, pero poder realizar buenas compras, que acelerar y comprar muebles de usar y tirar para llenar la casa de retales.
Por ejemplo, remata la cocina y el baño a tu gusto, pues son obras complicadas; asegúrate el mejor aislamiento o el suelo que realmente quieres porque son reformas muy engorrosas cuando ya llevas un tiempo instalado. Además, parchear una vivienda recién comprada termina saliendo caro.
Planifica los puntos de luz y de entrada de la fibra
Un error habitual es no planificar los puntos de luz. Luego andamos con cables a la vista y alargues para poder llevarlos a los lugares donde realmente los necesitamos.
Igual pasa con la fibra. Debes hablar con la operadora y valorar por dónde entra a tu casa para maximizar el alcance de la WiFi. No dejan de ser cables por fuera de las paredes y eso siempre resulta feo. Sobre todo, cuando lo puedes evitar fácilmente antes de desembarcar con muebles y dispositivos electrónicos que necesitan alimentación.
Puntos de almacenamiento
La mudanza no es cosa de un día. No al menos la parte de abrir todas las cajas y guardarlas en su sitio. Iniciar tu nueva vida en la casa es mucho más complicado si tienes cajas y objetos por el medio.
Una opción es encontrar una habitación donde poder almacenar todo hasta que le encuentres su sitio. Otra aún mejor es la de alquilar un espacio fuera de casa, salvo que tengas trastero donde guardar tus bienes hasta que los vayas encontrando un lugar.
Por supuesto, la tercera solución es la de deshacerte de lo que no tiene sitio en tu nueva casa (trastos), bien por falta de espacio, bien porque no se adecúe a la decoración o el estilo que buscas. No hay nada mejor antes de una mudanza que una buena planificación y una buena selección de lo que realmente puedes y quieres llevarte. Y debes hacerla en la casa de origen, no en la de destino.
Por último, no compres muebles auxiliares hasta que no tengas bien hecho el nido con lo importante y estés muy convencido de cómo queda todo. Tampoco inviertas en decoración al principio, espera a vivir un poco en la vivienda nueva. Te gastarás dinero en objetos que pueden tener muy poco recorrido.
Funcionalidad primero; estética después
Aunque resulte difícil debes madurar las decisiones y dejar que sea la funcionalidad y la practicidad las que pesen más en ellas. Todos queremos vivir en una casa preciosa que sea la envidia de nuestros vecinos y amigos, pero es más importante que se trate de una vivienda práctica donde nos sintamos a gusto.
Los errores que cometemos en nuestra primera vivienda nos cuestan dinero. Si nos tomamos las cosas con calma y nos dejamos asesorar por expertos, cada reforma que hagamos aumentará la comodidad y elevará el valor de la vivienda. Evita estos errores que te hemos contado: ahorrarás dinero, disfrutarás más de tu nueva casa y será una gran inversión.