En realidad, lo que se pretende con el fin de la calefacción central es que se haga un consumo más responsable que se traduzca en una mayor rentabilidad de este sistema de climatización y en un mayor ahorro energético.
Consumo responsable y ahorro energético
En España hay unas 1.700.000 viviendas (pisos) que tienen calefacción central. Por lo tanto, se estima que el ahorro en consumo sería de cerca del 24%, lo que supondría entre 700 y 1.100 euros por vivienda. De media, se estiman algo más de 200 euros.
Con estos niveles de ahorro se supone que en cuatro años la inversión sería recuperable. Basta con pensar que solo se utilizaría la calefacción cuando fuera necesario en cada vivienda y no de acuerdo con horarios fijos establecidos por los vecinos sin valorar el tiempo exterior o el uso de la vivienda. Dejaría de pagarse entre todos los vecinos por la energía consumida en base a un coeficiente y pasaría a pagarse por el consumo individual.
Sin embargo, la idea no es tanto obligar a cambiar la calefacción central como a realizar los dictámenes técnicos adecuados que permitan saber si la adaptación es posible técnicamente y si esta adaptación es lo bastante rentable. Todo queda recogido en el Real Decreto 736/2020, de cuatro de agosto, que asume los dictados de la Comisión Europea (CE).
Normativa
Básicamente, la legislación establece que deben contabilizarse los consumos individuales que se proporcionan de forma colectiva para que cada usuario abone el coste real de la calefacción y solo se pague en común el consumo de las zonas comunes.
También, que se han de instalar contadores individuales donde sea técnicamente posible y económicamente rentable o, en su defecto, repartidores de costes. Y, por supuesto, que incumplir la normativa conlleva sanciones.
¿Quién está obligado a hacer el cambio?
Los titulares de instalaciones térmicas que suministren calefacción o refrigeración a un edificio a través de una instalación centralizada que compartan varios consumidores y que no cuente con un sistema que permita el reparto de los gastos correspondientes a cada uno de ellos.
Vamos, que a partir de 2023 todas las comunidades de vecinos deben tener instalado contadores individuales o repartidores de coste de la calefacción para todos y cada uno de los consumidores en el intercambiador térmico o punto de entrega.
En el caso de la calefacción central y si el supuesto de los contadores individuales no sea viable desde un punto de vista técnico, habrán de instalarse repartidores de costes de calefacción si es técnicamente viable, pero también, rentable desde el punto económico.
¿Contadores individuales o repartidores de costes?
La idea es instalar un contador individual para que cada usuario pague por lo que consume y solo por lo que consume su sistema de calefacción. Allí donde no sea posible, la normativa permite la instalación de repartidores de costes, que estiman la energía que emite un radiador sobre el que está montado.
La adaptación de la instalación supone un coste para la comunidad de vecinos y para cada vecino. Un medidor individual es económico, pero los repartidores de costes varían entre los 700 y los 1.100 euros. Por ese motivo las familias en situación de vulnerabilidad demostrada pueden beneficiarse de una ayuda pública directa con cargo a los Presupuestos Generales del Estado.
Viviendas excluidas de la normativa
Aquellas donde no sea viable desde un punto de vista técnico o donde no resulte rentable.
La viabilidad técnica la determinará la empresa que realice el mantenimiento de la instalación. Será ella la encargada de emitir un certificado y de presentarlo en la comunidad autónoma correspondiente.
Todo depende de si la calefacción central es por anillos o por columnas. Si es por anillos hay un único punto de entrada y salida del agua caliente conectado a un contador central y es más sencillo colocar un contador para cada vivienda. Sin embargo, no es el sistema mayoritario.
Si la calefacción es por columnas, los radiadores están conectados entre sí, de arriba abajo, lo que exigirá instalar un aparato medidor en cada radiador. Se estima que hay cerca de un millón de viviendas con este sistema de calefacción.
La rentabilidad económica la determinan el número de años de retorno de la inversión fijado en el apartado 2.4 del anexo III.
Por último, los plazos son distintos en cada zona geográfica, pues España está dividida en zonas climáticas según el Código Técnico de Identificación. Las zonas más cálidas no están obligadas a colocar estos medidores individuales.
En conclusión, en menos de un año, la calefacción central actual pasará a ser de pago por consumo individual en vez de por coeficiente. Debería conseguirse un ahorro para cada vivienda cercano a los 200 euros con el consiguiente ahorro energético y una mayor eficiencia. Todo dependerá de la ubicación geográfica de la vivienda y del sistema de calefacción que se tenga instalado.